
El bebé que llegó desde el pasado… literalmente
El 26 de julio de 2025, en London, Ohio, nació Thaddeus Daniel Pierce, apodado por muchos como “el bebé más viejo del mundo”.
Su embrión fue concebido en mayo de 1994 mediante la técnica de fecundación in vitro (FIV). En ese año, Linda Archerd y su entonces esposo realizaron el proceso, pero, permaneció congelado durante más de 30 años.
Hace más de tres décadas, Linda y su pareja recurrieron a la FIV tras varios años intentando concebir. Lograron formar cuatro embriones, de los cuales uno fue transferido y dio lugar a una hija que hoy tiene unos 30 años. Los tres embriones restantes quedaron criopreservados en nitrógeno líquido a –196 °C. Esta es una práctica común en clínicas de fertilidad.
¿Por qué estuvo congelado 30 años?
Tras el nacimiento de su hija, Linda se divorció y decidió conservar legalmente esos embriones. Años después, cuando llegó la menopausia y ya no planeaba tener más hijos, se encontró con un dilema. Debía destruirlos, donarlos para investigación o darlos en adopción.
Guiada por sus creencias cristianas, optó por no eliminarlos, “es mi ADN, vienen de mí y son del hermano de mi hija”, señaló Linda en una entrevista.
Adopción de embriones
Linda encontró el programa Snowflakes, parte de la agencia Nightlight Christian Adoptions. Este permite la adopción de embriones con transparencia y preferencias donantes, incluida la opción de conocer a la familia receptora.
Tras un proceso riguroso, Linda eligió a Lindsey y Tim Pierce. Son una pareja cristiana de Ohio que llevaba siete años intentando concebir sin éxito.
Es de resaltar que la clínica Rejoice Fertility, en Knoxville, Tennessee, tiene experiencia especial en implantar embriones que han estado archivados largo tiempo, ya que rechaza descartarlos simplemente por la edad. Aquí se descongelaron los tres embriones.
Sin embargo, uno no sobrevivió, y los otros dos se transfirieron al útero de Lindsey el 14 de noviembre de 2024. De los dos, solo uno resultó en gestación exitosa, el bebé más viejo del mundo, Thaddeus.
Goza de buena salud
El parto fue difícil, según cuentan Lindsey y Tim, pero tanto ella como Thaddeus se encuentran en buen estado de salud. Los médicos resaltan que si los embriones se congelan correctamente y pasan las pruebas posteriores a la descongelación, pueden ser tan viables como uno recién creado. En este caso, el bebé nació sano, sin anomalías o complicaciones aparentes.
Lindsey cuenta que al ver fotos del bebé y compararlas con su hermana biológica, la similitud fue sorprendente: “no hay duda de que son hermanos”.
Ciencia tras el milagro
Desde el punto de vista científico, este caso marca un nuevo récord mundial: 11,148 días de preservación antes de convertirse en un bebé vivo. Los médicos del centro que llevó el caso certifican que supera ampliamente el récord previo, que era de embriones almacenados unos 30 años.
La criopreservación implica ultra-bajas temperaturas para detener la actividad biológica y preservar el embrión en su estado. Estudios han demostrado que la duración del almacenamiento no es algo que degrade la viabilidad, sino que depende sobre todo de la calidad original del embrión y del manejo técnico adecuado durante todo el proceso.
Este caso no solo emociona por el elemento “de ciencia ficción” que encierra, sino que también reabre discusiones sobre ética en reproducción asistida, la responsabilidad de las clínicas, y el futuro de millones de embriones criopreservados que quedan en espera. Además, plantea preguntas sobre vínculos entre donante y receptor, derechos legales y posibles reuniones futuras entre estas familias conectadas por décadas.