
Los diputados franceses comenzaron a debatir un controvertido proyecto de ley para permitir el acceso a la muerte médicamente asistida bajo estrictas condiciones.
Es un trámite que podría extenderse más de un año y que, de salir adelante, acercaría Francia a sus vecinos europeos, la gran reforma social del segundo mandato del presidente Emmanuel Macron, que, representa, para unos, abrir “la caja de Pandora” de la eutanasia, mientras que otros la consideran necesaria para acabar con el sufrimiento de los enfermos.
Nueve de cada diez franceses apoya autorizar la eutanasia o el suicidio asistido para personas que sufren enfermedades insoportables e incurables.
Esto según un sondeo reciente para la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente, pero los debates parlamentarios se anuncian intensos, bajo la presión de los representantes religiosos y de los trabajadores de cuidados paliativos, que podría extender el trámite parlamentario hasta mediados de 2025, o incluso más allá.
En esta ocasión el oficialismo centrista podría apoyarse en la izquierda para adoptar su proyecto de ley, que recaba el rechazo de la mayoría de diputados de derecha y divide también a la extrema derecha, en función de las visiones y experiencias personales.