Celaya, Guanajuato
Como cada 10 de mayo, el panteón municipal de Celaya se convierte en un punto de encuentro para familias que, pese al paso del tiempo y las transformaciones sociales, mantienen la tradición de visitar a sus seres queridos que ya no están.
Este día, lleno de flores y memorias, habla de un arraigo que algunos temen se esté perdiendo con las nuevas generaciones.
Beatriz Hernández, entre lágrimas y sonrisas, relata cómo la ausencia de su madre, fallecida hace 16 años, sigue siendo una presencia viva en su familia. Beatriz destaca el esfuerzo y sacrificio de una mujer que fue pilar de su hogar. Aunque intenta inculcar esta costumbre a sus nietos, reconoce que los valores y las prácticas están cambiando.
Por otro lado, José Martín Vargas, visita el cementerio desde 1987 para recordar a su madre.
“Es una tradición familiar arrancar el 10 de mayo recordando a la jefa”, explica José, mientras observa algunas tumbas que lucen olvidadas, reflejo de una práctica que, poco a poco, pierde adeptos entre los más jóvenes. Tras la visita, su familia se reunirá para compartir una comida, celebrando también a los que todavía están.
Este Día de las Madres, aunque marcado por la nostalgia, también revela un tejido social que, en algunos casos, aún se aferra a sus raíces mientras enfrenta el desafío de adaptarse a nuevas realidades.
